Nuestro equipo

Mis diversas patologías me llevaron a practicar Pilates, mis ganas de crecer y afrontar nuevos retos me condujeron a abrir un estudio de Pilates y mi curiosidad por la salud y el cuerpo humano me dirigen hacia a una formación permanente que hoy me permite aunar en Unalome Pilates cada uno de estos aspectos de mi personalidad. Me lancé a la aventura de abrir un estudio de Pilates el 3 de septiembre de 2018, después de muchos años de entreno propio y otros tantos impartiendo clases en diferentes centros. Los desvelos, como buena autónoma, están más que compensados cuando los clientes expresan cómo su movilidad mejora, su dolor disminuye y su calidad de vida aumenta.

Pilates me ha enseñado que el movimiento es vida, es la única forma en muchas ocasiones de vencer el dolor y esto es lo más difícil de enseñar a las personas que llegan a nuestro estudio con múltiples patologías y mucho dolor. Sin embargo, todxs aquellxs que nos dan la oportunidad de entrenar con nosotras, pronto empiezan a experimentar los beneficios.

Me he reinventado en muchas ocasiones y he pasado, a nivel profesional, por diversos sectores y en todos ellos he aprendido mucho, hasta convertirme en la persona que soy hoy. Comencé mi formación en Pilates en 2015, tras más de 10 años entrenando con el método. Mi escuela de referencia es Xtensal Pilates. Bajo la batuta de Isaac Fernández, mi maestro principal, llevo ya casi diez años de formación continua. En Unalome, entendemos que la única forma de hacerte progresar es avanzando contigo, y la única forma de avanzar es nuestra formación, además de nuestro propio entrenamiento.

En estos años dirigiendo el estudio, he conocido a muchas personas y cientos de patologías, observar los cuerpos, su movimiento, me permite tratar para intentar mejorar. Y este es nuestro objetivo: mejorar la salud de cada una de las personas que forman parte de Unalome Pilates.

Me llamo Laura Esquitino y soy la profe de yoga de Unalome desde abril de 2.021.
Empecé a practicar yoga con regularidad hace diez años. Buscando ampliar la práctica más allá de las dos clases semanales, acabé por consejo de mi profe de entonces, haciendo una formación de 500 horas en kundalini yoga, estilo que no había practicado nunca y que llegó a mi vida, con sus mantras, pranayamas y meditaciones, para quedarse para siempre.
Terminando dicha formación que realicé en Yoyyoga, lugar donde vuelvo siempre que puedo para practicar y disfrutar de sus retiros de invierno y de verano, comencé otra formación en Hatha y Vinyasa Yoga de 250 horas de duración, con Sebastián Arbondo.
La infinidad de recursos que nos ofrece esta práctica milenaria y mi formación y práctica de varios estilos de yoga, dan como resultado unas clases muy variadas. Siempre comenzamos con una pequeña meditación para conectar con el momento presente, para sincronizarte con tu respiración y tomar distancia con tus pensamientos, una parte física más amplia, en las que trabajarás por igual fuerza y flexibilidad buscando un cuerpo sano a través de las asanas y se finaliza con unos minutos de relajación, para que los beneficios de la práctica se asienten en tu cuerpo.